lunes, 6 de julio de 2009

Marcha Nupcial en 3/3 (I)


I: Introito

Nadie quería ver aún que todo estaba por derrumbarse. Los bares se llenaban de albañiles, pintores y yeseros que dejaban sus audi o bmw en doble fila por un rato, mientras se tomaban seis o siete cuba-libres. El país vivía un clima de absoluta irresponsabilidad. El hijo de puta de Aznar estaba convencido de que saldría impune tras haber desoído el grito de la gente a la que representaba, cuando por única vez catalanes, vascos, gallegos, andaluces y un pibe de Ciudad Evita se pusieron de acuerdo con el resto de España y dijeron todos juntos y al mismo tiempo -quizá por única vez en la historia- NO A LA GUERRA. Corrían todavía aquellos días de irresponsabilidad económica y política. Nadie sospechaba que la joda estaba por acabarse, que la burbuja se pinchaba, que los turcos empezaban a preparar un atentado en Atocha.

Yo por supuesto, como en cuestiones políticas y económicas no pinchaba ni cortaba, vivía completamente ajeno a toda esa locura, tal como le cuadra a un equilibrista. En materia de irresponsabilidades, lo que se me daba bien, sí, era beber; entonces -para mantenerme a la altura de las circunstancias- bebía irresponsablemente. Jamás se me hubiera ocurrido aprovechar el auge de la construcción para ponerme a laburar. No. ¡Jamás!. Era un músico sin trabajo que sin querer rayaba los audi o los bmw de los albañiles cuando intentaba atar la bici a un poste. La bici, por otra parte, ni siquiera era mía: me la había prestado un quía por tiempo indefinido.

Vos andabas con un yesero, creo. O a lo mejor era "alicatador", no sé. Tal vez “electricista”. Me considero incapaz de diferenciarlos a primera vista. Andabas con un yesero pero a mí se me ocurrió que tendrías más afinidad conmigo (suelo tener ocurrencias de ese tipo), así que me propuse seducirte. No me preguntes cómo pero lo conseguí. Yo no tenía un audi ni un bmw. Ni siquiera tenía laburo, pero me dió la impresión de que vos no eras tan superficial, que buscarías otras virtudes y que tardarías algún tiempo en descubrir que yo no las tenía. Y logré seducirte, no me preguntes cómo. (Para mí que fue esta mirada irresistible que tengo. O mis zapatitos verdes de ir a los burros, quién sabe).


*

Introito es el primero de tres textos que componen mi Marcha Nupcial en 3/3, una especie de chacarera miope que ustedes podrán ir suiguiendo a partir de hoy a la misma hora y por el mismo canal, tal vez.

3 comentarios:

Un martes dijo...

¡Qué maravilla, Equilibrista!!
los zapatitos verdes no fallan nunca, ya se lo decía yo al Héctor cuando adolescentes, ...y lo bien que le iba!

GATO dijo...

"Jamás se me hubiera ocurrido aprovechar el auge de la construcción para ponerme a laburar. No. ¡Jamás!"

¡SOS MI ÍDOLO, VIEJO!

Jaime dijo...

"...pero me dió la impresión de que vos no eras tan superficial, que buscarías otras virtudes y que tardarías algún tiempo en descubrir que yo no las tenía".
¡Maravilloso!Nunca una esperanza amoroza fue tan bien narrada. Esperamos con ansias los proximos compases de si Marcha Nupcial.
Salú