sábado, 11 de julio de 2009

Marcha Nupcial en 3/3 (II)

II: Des-nudo

Veinticinco abriles. Yo tenía veinticinco abriles y como buen tanguero era muy conciente de que no volverían. Era, pues, bastante más joven que ahora, aunque se empecinaran en desmentirlo esa calvicie incipiente y aquellas primeras arrugas que empezaban a insinuarse alrededor de los ojos. (-Tenés arruguitas en los ojos- descubriste una mañana, mientras me afeitaba. A mí no me había gustado mucho tu hallazgo. -Qué encantadora, siempre advirtiendo antes que nadie mis mejores cualidades- resongué. -Te quedan super sexys, tontito- dijiste abriendo la ducha. Ya estabas en otra cosa, distraída, pero habías conseguido que me sintiera bien). Ahora que lo pienso, también empezaba a echar buzarda. Si a estas características puntuales de entonces le sumamos mi habitual indiferencia ante todo lo que me rodea, mi condición permanente de impresentable y mis zapatitos verdes de ir a los burros, el resultado es abrumador. Y sin embargo esto no era en absoluto un obstáculo para que me sintiera más joven que nadie. Sospecho que vos tenías algo que ver en aquel sentimiento.

Así de joven, entonces, no me preocupaba nada. Me creía capaz de solventar cualquier peligro. No tenía más que una guitarra que me había regalado el gordo en Buenos Aires (flor de guitarra) y un cuadernito cuadriculado que me había encontrado en la calle, cuando los pibes empezaron las vacaciones, con casi todas las páginas en blanco. No tenía nada más que una guitarra y un cuadernito porque no necesitaba más que un cuadernito y una guitarra. Por no tener no tenía ni documentos. Y tan a salvo y tan seguro me sentía porque no necesitaba nada. Ni papeles. Era un inmigrante ilegal y estaba muy firme y cómodo así. Amaba mi condición de ilegal. Amaba todo lo que fuera ilegal, en esos días.

Pero vos tenías papeles. Afortunadamente yo nunca fui muy dogmático, porque tendrías papeles pero también la sonrisa más linda del mundo, así que no me costó mucho trabajo incluirte entre las cosas que amaba. Aunque no fueras algo ilegal. Entre las cosas que amaba y entre las pocas cosas importantes que tenía, entre la viola y el cuadernito cuadriculado. Quizá más cerca del cuadernito que de la viola, pero insustituible de cualquier manera.


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Des-nudo es el segundo texto de mi Marcha Nupcial en 3/3, una especie de chacarera miope que empezó hace unos días con Introito y que concluirá pronto, espero, en esta misma sintonía.


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