miércoles, 25 de noviembre de 2009

Cósmosis

"Brillan las constelaciones su indiferencia estelar"

(De una canción de Dolina)


Con frecuencia uno se desanima. Comprueba amargamente que ningún esfuerzo da frutos y -en un momento de clarividencia- reconoce que seguir no tiene ningún sentido.

Uno, a veces, deja de buscar lleno de esperanzas el camino que los sueños prometieron a sus ansias. Sabe que la lucha es cruel y es mucha pero decide dejar de luchar y desangrarse, porque ya no lo empecina fe alguna.

A veces, desmotivado, uno concluye que lo único razonable es abandonar, dejar las cosas en este punto, pasar página, cerrar sin guardar.

Uno se cansa, cada tanto. Se desmorona. Manya su propia insignificancia. Se da cuenta de que cualquier cosa que haga es inútil. Se derrumba. Se pregunta una y mil veces “¿para qué?”, y no encuentra una respuesta satisfactoria.

Ocurre con frecuencia, creeme. Decepcionado, uno deja lo que está haciendo, se para a pensar dos segundos y cae en la cuenta de que es al pedo. Completamente al pedo, piensa uno con acierto, mientras repasa mentalmente la nula repercusión de sus actos en el curso del cosmos y hasta de la casa.

Y entonces

por un momento

uno se desentiende

baja los brazos

y se deja caer en la catrera

desganado y con un poco de frío.

Por suerte no dura mucho. Alcanzamos a ver claro en un instante fugaz. Después y poco a poco la sensación se va perdiendo. Con el tiempo uno se olvida y vuelve a lo que estaba haciendo.

Y eso es lo terrible.

*


2 comentarios:

Unverto dijo...

No jodas, boludo

Anónimo dijo...

Esta haciendo falta un asadito entonces.
Pinvest